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martes, 13 de enero de 2009

LAS CIRCUNSTANCIAS

Se pone uno a pensar en las cosas que dicen unos y otros
Y nos damos cuenta que ninguno ha visto la muerte de frente:
Ni el torero, ni el conductor de mil por hora.
Tan sólo son argumentos, opiniones de gente
Que la muerte no se quiso llevar.

La vida es una adivinanza, una encerrona,
Que no puede descifrase con facturas a los astros,
Un lugar donde no vale la voz de la protesta, ni las cábalas mejores.

La vida se nos gasta en festivales, en historias interminables
En la búsqueda de argumentos para alcanzar un lujo, la exquisitez
Los viajes al mar, los deleite del amor...

Los asesinos pueden tener piedad, pero la muerte es una condena insalvable
Así se lanzcemos la prueba de nuestra existencia a los ríos, a los espejos.

¿Para qué los engaños con indiferencias
Con máscaras y bulla en el alma?

La vida para éstos es una feria de vanidades
De noticias y de recortes para los recuerdos
Quieren ser reyes interinos de telenoticieros
Quedar congelados adentro, en el corazón de una cámara,
Ser imagen sugerente en medio de una voz que canta o da la hora.

En esta patria de mujeres obesas y de muertos mágicos
Cualquier susto, cualquier viaje cancelado al más allá
Es una proeza, una burbuja de novedades
Un respuesta en medio de la duda
Un extra en medio de las telenovelas
Una voz legitima que canta emocionada y sonriente
Letras imaginarías alimentadas por el flash
Y un remolino de voces que adivinan
Que sugieren, que procesan
Que angustian, que expresan.

La existencia, Es solo el reino
de las circunstancias.

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