Seguidores

domingo, 21 de noviembre de 2010

Del libro: Bestiario Familiar

la abuela


la abuela ve imágenes de la virgen en piedras y hojas de cualquier jardín cuando hace visitas

en la luna ve a la sagrada familia y no un conejo como todos
y en cada hijo, en cada hijo suyo ve una esperanza calada en azúcar

y por las tardes toma café amargo hablando con seres teñidos de imaginación y habla popular

ella es como un libro
de consejos sabios
oraciones santas, largas, misteriosas

en cualquier momento alza las cejas, arruga la cara y pronostica lluvia,
verano o visitas.

entonces corre a la cocina y prepara café con hojaldres.
el café, dice, sirve para toda ocasión
- y su café es el mejor de este cielo –
lo dicen todos.

la abuela no huele a persona vieja, huele a ternura.
cuando la abrazas.
su sombra, bajo el sol, es la de una ánima alada
y su voz, es tierna y extraña como la de una pantera:
es una voz
melodiosa pero llena de regaños.
su corazón suele ser un mapa de afectos trenzados en hilos de oro y desafectos construidos en cáscaras de huevo.
es un corazón que se abre cada noche para rezar el rosario completo a la Virgen María
luego vuelve a cerrarse
como una flor.

la abuela es de las mujeres que dice ver dragones en las nubes
y toma agüitas para cada dolor
pone flores en el comedor aunque no haya pan,
y todos presumen que tiene cien años
por su sabiduría.

la abuela tiene los ojos tristes
por los años, tal vez,
pero la mirada viva
y aunque pocos lo crean
su dentadura está completa y blanca,
no solo porque su esposo es el dentista del pueblo
sino porque comió caldo de pichones siete días
de luna llena,
con salsa de paico y un poco de sal.

la abuela, mi abuela, como todas las abuelas del mundo,
no es de esta tierra
es de las mujeres que ya no hay
y no vuelven a nacer.