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sábado, 5 de septiembre de 2009

Desde una bóveda nervada

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Desde entonces, desde una bóveda nervada. Desde que se tiene la potestad de olvidar los nombres de los seres asesinados por la indiferencia de los nuevos tiempos. Desde que las calaveras de almas en pena van a parar a los calderos de sopas de letras incoloras y desprovistas de significado. Desde las ceremonias en purgatorios improvisados por revolucionarios de pesadilla. Desde los días infinitos de quienes perdieron la libertad y las garantías. Desde los susurros infrahumanos del niño huérfano. Desde el corazón estrangulado de una madre con la vida fragmentada por la muerte de su hijo. Desde entonces, si, desde entonces, vamos por ahí arrastrando versos y escondiéndonos del miedo que nos persigue y alumbra en tu mirada.



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