por
Marco Antonio Valencia Calle
cuando los miro, se me asemejan vampiros absurdos.
cerdos acorazados que ignoran los pasos de la venganza.
tienen los ojos azules y las manos seguras pero en la
espalda una tarde triste que los acusa.
me hablan con señas y monosílabos para no tener la
trenza de una amistad y prevenir esas lágrimas
inútiles de las despedidas.
a pesar de mis odios y maldiciones
recordarlos incendiará con frecuencia mis horas de cariño
por la patria.
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