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sábado, 29 de agosto de 2009

El olvido de las desgracias

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La muerte se disfraza de espectáculo y asiste a un carnaval. La muerte entre ríos de licor y gritos de fiesta se mete a una batalla de flores. La muerte se recupera de su mala fama y se deja acariciar, besar y gritar. La muerte crea mundos con esencias vitales para premiar a los que sueñan, a los que bailan a su lado en hilos de música, de sol, del sudor, de mar.La muerte de fiesta no se mortifica ni cohabita con el dolor de nadie. No quita esperanzas pero tampoco sirve de salvavidas. La muerte baila sus alegrías y no interroga ni pacta, ni quema para el olvido de las desgracias, ni engendra ilusiones en los desheredados. La muerte no hace promesas con cantos ajenos, ni habla con nadie para que vuelva al latir el corazón de los poetas.


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